Una breve nota acerca de este concepto que tanto nos podremos encontrar al referirnos a temas de teorÃa polÃtica, pero del cual rara vez escuchamos en el trajÃn de la vida cotidiana.
Jürgen Habermas, uno de los tantos autores que mencionan dicho concepto, lo definió como una esfera intermedia entre el Estado y la Sociedad Civil, en la que las preocupaciones e inquietudes de dicha sociedad encontraban la posibilidad de coincidir en un espacio, lo cual no significa necesariamente armonizar opiniones, sino dar pie a un debate constructivo a través del cual los ciudadanos podrÃan hacerle saber a sus gobernantes sus necesidades.
Este tema no ha caÃdo en el desuso aunque rara vez hagamos referencia a él. Lo que habrÃa que pensar es a través de qué estamos haciendo uso de este espacio público. ¿Son las marchas ejemplos legÃtimos del uso del espacio público? ¿Lo son aún más las tertulias entre miembros informados de la sociedad civil, de las que en el mejor de los casos podrÃa obtenerse un pliego petitorio dirigido a alguna instancia de las delegaciones?
Me parece importante reflexionar un poco acerca de las opciones para que ciudadanos como cualquiera puedan hacer llegar sus voces a las autoridades, las cuales como sabemos, casi siempre reaccionan como si estuviesen sordas. Pero el espacio público no deberÃa caer en el desuso al no encontrar a nadie que concurra en él, o al no traducirse sus resultados en una acción de estas autoridades. Aunque no siempre suficiente, me parece bastante rico en sà el estar informado de los temas que afectan a la comunidad en general, y estimular el debate y la reflexión sobre dichos temas entre nuestros conocidos. La información es poder de alguna manera, y puede traducirse a todos los niveles de nuestra vida en la gran ciudad.