Condesa 19:20
Un nutrido grupo de sonrisas veinteañeras con caras adolescentes poblaba la enorme estancia de un departamento en perfecto estado, limpio hasta la más reluciente pulcritud. Tan inmaculado que harÃa destacar las imperfecciones de un coqueto jovencito gay y convertirÃa a un descuidado varón hetero en orco. Nadie rebasaba el 1.75m pero todas parecÃan extrañamente más grandes ¿serÃan los BMWs estacionados afuera?
Una brisa frutal perfumaba las melódicas voces en un ambiente jamás igualado por el más quisquilloso emulador de Christian Dior. Colgada en la entrada, una desenfadada Lempicka sugerÃa acción desde la pared. En la mesa vestida de novia posmoderna, el sushi entretenÃa las medidas y las cerezas el cortejo. El pepino rayado con yoghurt se convertÃa en el albur inoportuno que nadie probaba. La música cadenciosa de ese lounge europeo aflojaba caderas y quijadas. Algunas risillas confundidas entre cascadas de rizos perfectamente esculpidos forzaban la atracción masculina como Circe a sus puercos.
Catherine Deneuve mordisqueándole los senos a Susan Sarandon revoloteaba en el último cajón del morboso subconsciente masculino adicto al cine; hora de mostrar la puerta a los invitados del sexo protuberante: se prendieron los discretÃsimos spots arriba de ellos, revelando aún más mugre donde no deberÃa haber sino limpieza del que puede costearla realmente. Un jovencito gay plagado de imperfecciones y su amigo orco se despedÃan de sus amigas. El perfume cerraba la puerta a los últimos rasgos de testosterona y los spots se volvÃan a apagar tranquilamente.
En la sala una Winona Rider se lamÃa las cerezas junto a una Angelina Jolie mientras en la pared una Judith klimteana se frotaba ansiosamente los muslos. Un juego de orquÃdeas se convertÃa rápidamente en un picante juego de mesa. Sus pétalos parecÃan deslizarse por encima y por debajo al ritmo de la música y por encima de los perfumes. Frutal y ácido se mezclaban con floral y dulce y el sushi se acababa muy rápido. Sólo faltaba la Callas vestida de Medea para iniciarlas en las vestales y empezar a correr desnudas por el bosque buscándose con sus risillas enflorecidas. Una Marlène Dietrich encuadrada de negro se reÃa sardónicamente desde su púlpito al lado del telefóno mientras se hinchaba el último pezón…
Gracias por tu **** comentario Juan, sigue asà (por lo menos practicarás la escritura, algo que te falla horriblemente). Ojalá y con tanto odio que transmites logres ver el amor antes de que se te reviente la bilis.
*editado por Phil
Comentarios de Juan borrados.
Muy descriptiva y llena de referencias, me ha gustado mucho y creo que muchos a cinéfilos también gustará.
Hace mucha falta el poder saborear un momento con tal perspectiva al mismo tiempo lúcida, incisiva y lúdica.
Mucho amor en todas direcciones, eso hace falta más que nunca.
Me gusto mucho el texto porque en varios momentos alude a la dominación simbólica (status, glamour, poder, frivolidad) y porque esta se superpone de manera crÃtica e irónica. La lectura fue un paseo a una isla de lesbia posmoderna (en la mismisima condesa, ja,ja).
¡Chispas! No habÃa entrado a esta sección. Interesante :-O
(Me gustó lo de MarÃa Callas, soy su fan)