Condesa 10.46
¡Lléguele! ¡El más barato! ¡Aquà el más bonito, lléveselo marchantito!
El folklore en boca de los vendedores del tianguis de los martes en AgustÃn Melgar, donde Guturalia compra sus vÃveres, suena bonito pero se confunde fácilmente con la oferta polÃtica desatada por la proximidad de las elecciones presidenciales. ¿Por quién vas a votar? ¿Qué le gusta marchantito? Es la pregunta que empieza a reptar por las calles de la ciudad, es el fantasma de las elecciones embrujando cada poste, cada árbol, cada casa o automóvil, cada plática falaz con los amigos en el bar o el café, transformándolo todo en un escaparate polÃtico… o en un puesto de frutas y verduras.
Las pancartas leen : “Es nuestro turno de robarâ€?, “Es hora de matarâ€? , “Nuestro cinismo es el mejorâ€? y “38 naranjas a 15â€?. Mientras tanto, las apuestas se desatan entre la población de antemano resignada a una escena polÃtica marca patito donde los contrincantes ya ni viven en México –literal o mentalmente-, donde cada personaje interesado en sacar partido es un narco, un terrateniente prepotente, un fascista religioso o un pobre diablo, donde cada aspirante a la presidencia la tiene perdida contra el narco, el gobierno de los EEUU y peor aún, contra su propia ignorancia. “¡Esta fruta está podrida!â€?-espeta Guturalia, “¿no me da una rebaja?â€?.
Para luchar contra el desanimo popular y con miras a obtener el mayor margen de legitimidad, en los medios se lee ya la amenaza: “si no votas mejor te callas la bocota� como si ante el candidato chafa 1 chafa 2 y chafa 3 uno tuviera que resignarse a votar por “lo menos piorcito�: “Pero si está rebuena la fruta y si no, escójale marchantita, deveras, ándele, la que usté quiera�. Una verdadera mentalidad avanzada para una sociedad que desea despertar de su letargo histórico. Pero ¿quién espera un cambio si además es la ignorancia la que vota?
Aquà no importa si la fruta viene de EEUU adonde los campesinos mexicanos se han ido en bandadas a trabajar porque aquà los aniquilan en cuerpo y mente, en detrimento de la fruta nacional; tampoco importa que la verdura se nutra a veces con las aguas negras por la sequÃa que nadie quiso prevenir; tampoco importa que el cacique de la región en contubernio con el presidente municipal siga engañando, amenazando o matando a los peones de forma despiadada e impune obligándolos a huir de su tierra; no importa que la plusvalÃa de la fruta transgenica fortalezca sólo la industria extranjera y empuje hacia la desaparición la fruta original y los estudios sobre el efecto de las primeras sobre el cuerpo humano a largo plazo aún no puedan concluir; aquà sólo importa el cocktail de frutas que Guturalia piensa hacerse y la gelatina de fresas con duraznos que le deleitará por la tarde. “Déjemelos a 10, ándele, soy su mejor clienta!â€?
Hay personas que aún votan por figuras y no por el equipo que está detrás del candidato; por la firmeza del carácter y no por la firmeza de su honestidad, por la blancura de su piel o de su discurso y no por la pureza de su razón; por su jugo azucarado y no por su valor nutritivo. Y mientras el debate se resume en intercambiar burlas, quejas y frases menospreciativas, el intercambio cerebral se limita a repetir las lÃneas de los patrones de ideas : la US Embassy tiene el puestecito más grande y mejor pintado –ocupa la mitad del tianguis y es el único que vende los plátanos transgénicos con sabor a Cocacola -, el Vaticano dice que sus duraznos han sido tocados por los ángeles lo cual explica su precio tan elevado, Israel vende aguacates de sus Kibutz pero sin descuentos (excepto si se es del puebloelegidodedios), España todavÃa vende inexplicablemente sus peras à la Aznar o sea a grito pelado y con amenazas, la hermana república de Monterrey prefiere comprarle la fruta al puesto de EEUU para re-venderla un poco más cara del otro lado del tianguis…
¡A 30 por 15! ¡MÃrela qué jugosa! ¡Aquà tiene: pruébela!
Ciertamente, y el tonto de Calderon ya dándose por vencedor, cacareando el huevo y todavÃa no tiene la gallina.
¡Tan bien que pudo verse mostrándose reservado e inteligente! De plano, nuestra polÃtica es un circo, un mercado, una obra de teatro con pésimos actores, un verdadero tinglado. ¡Agggg!
Chiste de mi esposo:
Una señora después de discutir durante un buen rato con su marido sobre cuestiones de dinero, concluye:
-«Â¡Claro, se ve que no te importan ni tus hijos ni yo! ¡No te importan ni el carro, ni la ropa, ni la casa! ¡No te importa lo que dicen los vecinos y amistades! ¡No te importa el dinero! Pudiendo haber sido POLÃ?TICO, ¡Noooooo!, ¡TenÃas que escojer trabajar honestamente!»-