Siempre se ha dicho que son preferibles los excesos de la libertad de expresión a alguna forma de censura, y este argumento ha colocado al Instituto Federal Electoral y al Tribunal Federal Electoral en un laberinto: tratando de procesar las quejas de los partidos que se sienten agraviados, en el intento de fijar posturas institucionales acordes a lo que marca la ley, haciendo la función de arbitro en un proceso álgido como nunca en la historia de México.
Vale la pena ponderar el impacto de los excesos de la libertad de expresión, tanto en los ciudadanos electores como en los mismos partidos e instituciones polÃticas. Hay una coartada genial a la hora de maquinar las frases que se insertaran en los spots, asà como en el discurso de los polÃticos y representantes de los partidos, lo que para algunos es una guerra sucia para otros es una campaña negativa, lo que para algunos es diferenciar las caracterÃsticas de los candidatos para otros es mentir con el afán de causar daño en los adversarios. Siempre una frase se prestará para varias interpretaciones.
Es difÃcil encontrar honestidad en el discurso de los actores, a preguntas expresas las respuestas son ambiguas, evasivas, imprecisas; tal parece que los estrategas de la comunicación de los partidos tienen la consigna de usar el lenguaje hasta sus extremos, en el lÃmite de su significado, entre la insinuación y la afirmación.
Cómo esperan conseguir acuerdos una vez que terminen las campañas y los partidos tomen su sitio en la presidencia, en las diputaciones, en las senadurÃas, y en algunos Estados en la gobernatura. Cuál será el método de operar toda vez que en las campañas el ambiente fue de insulto y agresión. Cuál será la estrategia para negociar con la sociedad si en estos momentos han propiciado el encono y la confrontación.
Tal vez exista un implÃcito entendimiento de que en una campaña electoral es valido el ambiente de golpe y insulto, pero que al terminar el proceso se regresará a la normalidad democrática y se podrá trabajar en un ambiente propicio para lograr legislar y gobernar.
Todas las expresiones que escuchamos en entrevistas y spots tienen como fin lograr un efecto en los electores que les beneficie en las urnas. Los partidos saben muy bien que pueden decir imprecisiones y hasta mentiras, lo importante es el efecto que reditua votos a favor de su causa.
Es por eso que son simbólicos los golpes que se dan en los medios. Viene el PAN proclamando que López Obrador es un peligro, independientemente que lo pudiera ser, el golpe efectivo es que la leyenda en color rojo aparezca en la pantalla y lo crea el televidente. Luego viene la queja de La alianza por el bien de todos y el TRIFE y el IFE prohÃbe que se sigan transmitiendo los spots de esa naturaleza, es entonces que el televidente reflexiona: los del PAN mienten y ya no los dejan transmitir sus spots: y el televidente se convence que los del PAN dicen mentiras y juegan sucio.
Resulta irónico que sea precisamente el IFE un protagonista que ha permitido el lenguaje rijoso. Se deslinda de temas que le competen, su posición es laxa en ocasiones, ambigua en otras; estas torpezas han propiciado que los conflictos lleguen al TRIFE donde se tiene que tomar una decisión definitiva, pero ha dañado la imagen de la institución que encabeza Luis Carlos Ugalde, es indiscutible que ha quedado en evidencia la falta de pericia del IFE.
Hay quienes califican de censura y de atentar contra la libertad de expresión cuando se prohÃben ciertas frases en los spots que se transmiten. Al margen de que el TRIFE y el IFE en teorÃa se rigen por lo que marca la ley electoral vigente, la pregunta relevante es: ¿cuánto del juego polÃtico debe soportar el elector?
Es innegable que la cultura polÃtica del electorado en México es paupérrima a pesar de los avances que se han logrado en la difusión de la polÃtica en prensa y televisión. La gran mayorÃa de los que poseen su credencial para votar no tienen el hábito de procurarse varias fuentes de información y análisis de los temas polÃticos, su fuente primaria y quizá única de información es la televisión que apenas brinda breves cápsulas del entramado que sostiene la polÃtica. Resulta cuestionable confiar que el elector podrá discriminar la información valiosa de la basura mediática con la que es bombardeado.
La parte perversa de las campañas es el momento en que los «creadores» de los spots flagrantemente se aprovechan de la ignorancia de los electores y lanzan mensajes que causarán miedo o confusión, cuando colocan propuestas que técnicamente son inalcanzables pero que confÃan que el consumidor, es decir, la persona que eventualmente tendrá una boleta en sus manos, podrá asimilarla y aceptarla como si se tratará de una verdad absoluta.
Evidentemente es ingenuo apelar a la ética de los contendientes, es ahà cuando parece apropiado que tanto el IFE como el TRIFE salvaguarden la integridad del elector asegurando al mÃnimo la calidad del mensaje que se transmiten en los diferentes medios y artÃculos de propaganda.
En algún momento los actores de la polÃtica alcanzarán la madurez y se podrá confiar en la autoregulación y en criterios éticos al momento de transmitir sus mensajes, pero por supuesto no es el caso, asà que habrá que navegar necesariamente en las turbulentas aguas de los excesos de la libertad de expresión.
______________________________________
Óscar Huerta es autor del blog México 2006 (Presidenciables 2006) y director de revista al margen net
Creo que es muy interesante, si bien los mensajes de los medios masivos y de los lÃderes de opinión puede ser ostentosos y apantallantes, no son nada definitivos. En ello hay que incluir al debate televisivo. Lo que es fundamental es la comunicación entre pares, y por muchos (de ello muchos estudios sociológicos han dado cuenta, con la llamada teorÃa de dos flujos o two steo flow communication). En la medida de que sean chocantes e incidiosos los mensajes de los lÃderes de opinión y de los medios masivos (en el fondo siempre lo son para quienes los reciben, ya que les dicen qué hacer y qué decidir, apelando a una ignorancia que no siempre es muy evidente), en esa misma medida tenderán a producir un efecto contrario de influencia. La comunicación entre pares nunca apela a la ignorancia de la gente y por ello es determinante. A propósito de todo esto, invitamos a todos los simpatizantes de AMLO a que visiten nuestra página ¡Ya nos toca!, en la cual presentamos una GuÃa de razones para generar una opinión -basada en la comunicación entre pares- que difunda el apoyo a AMLO.
saludos