Hasta ahora, ha venido prevaleciendo la idea de que las personas tensas, activas, cargadas de responsabilidades eran las más propensas a las enfermedades del corazón. Un estudio realizado en Nueva Inglaterra señala precisamente en dirección contraria.
Ciento treinta y tres personas de cierta comunidad, que murieron de ataques cardÃacos antes de los cincuenta eran más bien indolentes, sin mucha responsabilidad, sin ambiciones y con una vida sencilla y desahogada. Todos murieron de repente y sin que su muerte fuera consecuencia de esfuerzos fÃsicos violentos.