«…El derecho a la información será garantizado por el Estado.»
ArtÃculo 6o. constitucional.
Los flancos de los ciudadanos que sistemáticamente son vulnerados son múltiples y además nadie se toma la molestia por remediar este hecho, tenemos a ciudadanos en total indefensión y quizá ignorando derechos básicos garantizados por la constitución. Uno de ellos es el derecho a la información.
Existen varias expresiones plurales que reflejan las diferentes posiciones ideológicas y polÃticas en el escenario nacional: algunas revistas y programas de radio o televisión. Sin embargo tales medios son marginales si los comparamos con el duopolio que de facto ostentan las cadenas de televisión Azteca y Televisa.
La televisión abierta es el medio principal donde los ciudadanos se proveen de información, los noticieros transmitidos por estos canales plantean una hegemonÃa de contenido que viene transformándose en una «verdad» nacional. Esta falsa realidad está construida sobre intereses de clases polÃticas y económicas dominantes, la realidad se constituye en función de la agenda ideológica de los dueños -formales o no- de los medios.
Reclamar criterios éticos en televisión resulta ingenuo, pero es una demanda que se debe atender garantizando la imparcialidad y la pluralidad representada por todas las voces surgidas de la sociedad. Los espacios televisivos están copados por personas o grupos con poder económico, quien puede desembolsar el costo del minuto al aire.
La doble ganancia que obtienen las dos grandes cadenas de televisión abierta están conformadas en primera instancia por los recursos que los partidos polÃticos y el gobierno gasta en promoción de voto, plataformas polÃticas, logros de programas, etcétera. Millones de pesos propiedad de la nación, sea de la recaudación de impuestos o de recursos obtenidos de la industria petrolera terminan en manos de las televisoras; y en segundo término del uso del espectro televisivo que es propiedad de la nación, si bien consecionado o licitado por el Estado, pero que a final de cuentas el paÃs no recibe beneficios de ningún tipo, ya sea en términos de una renta por el uso del espectro o al menos garantizando la equidad y la pluralidad en los contenidos.
La televisión es un arma propagandÃstica genial: distorsiona la realidad basándose en el enfoque de matices, hace del espectador un rehén y finalmente proporciona la falsa sensación de que existen opciones para cambiar de canal o para apagar el aparato.
Desde hace tiempo el programa Televisa Deportes fue sacado del noticiero donde era una sección del mismo, de esta manera se obligó a la mayor parte del auditorio masculino -y familia que lo acompaña- a consumir el contenido del noticiero. Ahora en dÃas recientes los miércoles fue insertado el programa de opinión polÃtica «Tercer grado», todavÃa antes del noticiero deportivo.
Consiente o inconscientemente el televidente queda atrapado entre los contenidos que le son administrados mientras se llega la hora para consumir el programa de su preferencia. Encomiable podrÃa ser -arriesgada aseveración- el hecho de aprovechar la atención del televidente para informarlo de la realidad del panorama polÃtico, pero Tercer grado es una producción donde aprovechando una dinámica que simula el debate se entronizan posiciones y opiniones muy definidas que generalmente son acordes a la visión gubernamental. Tercer grado es la pinza que reafirma el mensaje emitido desde el Estado y demás poderes fácticos como la Iglesia y la iniciativa privada.
El derecho a la información es vulnerado cuando los contenidos son sesgados como lo hace Televisa (ejemplo que utilizo porque tiene mayores raitings que Azteca): Los noticiero son editorializados, se informa pero desde un enfoque particular; Tercer grado no cuenta con voces que defiendan las diferentes posiciones que integran el mosaico nacional.
Este es sólo un caso de los innumerables que suceden a diario y que ocurren con la complicidad, o cuando menos con la complacencia del Estado. La violación sistemática de una garantÃa constitucional refleja que México está muy lejos de ser un paÃs moderno, democrático; México sigue siendo el paraÃso de la impunidad y la injusticia.
No concuerdo contigo.
Se violarÃa una garantÃa individual si fuera un canal del Estado y únicamente fuera un solo canal. Como en Cuba y el Granma, por ejemplo. AquÃ, nada que ver. Cualquiera está en la libertad de cambiarle, y no solo de canal sino hasta de editorialización. Y no sólo en la TV. Qué tal con Crónica y con la Jornada. Medios tan disÃmiles son el mejor ejemplo.
Que la televisión no informa? Depende de como la consumas. Igual que el internet y muchas otras cosas. Asi que de violación de garantÃas y derecho a información, no viene al caso. Si, que los noticiarios son una porquerÃa, sÃ. Pero nadie obliga a nadie a ver un canal o sección. Si no te gusta, le cambias. Y lo mismo sucede con esta opinión. Si no te gusta, la borras. Y no me ofenderé ni la gente te criticará por violador del derecho constitucional a la información.
saludos.
No concuerdo contigo. ¿Existe en algún paÃs una televisora de y para el pueblo sin intereses polÃticos?. TODA la información «vertida» por T.V. cuesta mucho dinero y por lo tanto la costea quien desea obtener un fÃn. La finalidad siempre es y será comercial. «Yo vendo, quiero que me compres: ideas, artÃculos, ideologÃa, etc»
Hacernos creer que quienes gustamos de ver los noticieros de televisa y el programa Tercer Grado somos de mentalidad pobre y débil, es monospreciar la mentalidad de otros y su criterio. Mi esposo y yo somos «Eclécticos» porque no pertenecemos a nada ni a nadie, somos apolÃticos, tampoco pertenecemos a grupos religiosos o similares. Votamos con amargo sabor de voca porque no nos gutó ningún candidato ni su partido. La polÃtica es una farza por el extremo que la mires, y una lucha de poderes con el mismo fÃn.
Existe gente muy poderosa apoyando el movimiento lopezobradorista con fines nada altruistas en donde el eslogan de «primero los pobres» es un gancho mercadotécnico maravilloso, asà como los que apoyaron al PAN son personas igualmente poderosas,ambiciosas y a las que el pueblo no les importa, y los del PRI, y TODOS.
Lamento sonar un poco agresiva, pero considero tu información tan tendenciosa como la de las cadenas que acusas.
¡Cielos con la «muina» puse «VOCA» ¡Lo sientooooooo! Ya sé que es boca.
Gutó= gustó
farza=farsa
¡upsss!
Y me gusta Carlos MarÃn cuando se enoja porque no lo dejan hablar, o «hace como que lo interrumpen» Asà como me gusta Garfield por cÃnico y sé que es ficticio y que NO me gustarÃa tener de mascota un gato asà si fuera real.
La televisión es un caleidoscopio de fantasÃas, sueños, pesadillas, deseos etc. en donde nos identificamos con más de un personaje. Algunas personas se «dejan» llevar por la fantasÃa y se enamoran del personaje, o llegan a sentir odio por los que «consideran» malos llegando a agredir a los actores o actrices que les dan vida. Lo mismo pasa con el fútbol y algunos deportes, se «fanatiza» tanto la gente que «atacan» en la realidad a estas personas porque consideran que «les fallaron».
La polÃtica, sus propuestas, sus mensajes, etc. son como los programas de T.V. y los partidos de hoy en los que la mercadotecnia e intereses impiden que los partidos se «jueguen» limpiamente para convertirse en espectáculos con un ganador establecido mediante convenios. Quienes pierden esta perspectiva y siguen «fabricando» Ãdolos, están en su derecho de hacerlo, pero son las personas dispuestas a todo por estos «falsos Ãdolos». Eso es lo que me dá miedo, el grado de fanatismo, y el cómo se puede manipular a las masas para utilizarlos como verdaderos «zombies» o marionetas.
Sé que para que haya cambios a veces debe ser uno extremista, eso de «hablando se entiende la gente» no funciona para acabar con injusticias sociales y corrupción. Sin embargo, quienes optan por la violencia, las guerrillas, los golpes de estado etc. acabarán «creando» grupos polÃticos poderosos en los que sólo unos pocos se benefician y el pueblo siempre pierde.
Es una rueda de la fortuna, es un tren, unos suben…otros bajan, pero nunca el pueblo, excepto para servir como pelotón y abrir brecha derramando su sangre en nombre de falsas promesas y mesias.
DIXI
«La sangre no se lava con sangre»
«La violencia sólo engendra violencia»
«Las guerras, hambre, enfermedad, pobreza y muerte son inherentes al ser humano»