Ante las amenazas de desaparición que tienen las culturas ancestrales, provocadas por los procesos socioculturales homogenizadores y la economÃa de mercado globalizadora, las fiestas indÃgenas dedicadas a los Muertos en México fueron proclamadas el 7 de noviembre de 2003 por un jurado internacional de la UNESCO, entre un total de 28 formas de expresión y espacios culturales como Obras Maestras del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad.
Los pueblos indÃgenas que preservan la tradición de celebración a los muertos se localizan en 20 de los 31 estados del paÃs, entre los que se encuentran las etnias de los amuzgos, atzincas, coras, cuicatecos, chatinos, chichimecas jonaz, chinantecos, chocho-popolocas, choles, chontales de Oaxaca y Tabasco, huastecos o tenec, huaves, huicholes, ixcatecos, ixiles, jacaltecos, matlazincas, mayas, lacandones, mayos, mazahuas, mazatecos, mixes, mixtecos, motointlecos, nahuas, pames, popolucas, purépechas, tepehuas, tepehuanos, tlapanecos, tojolabales, totonacas, triquis, tzeltales, tzotziles, yaquis, zapotecos y zoques.
A pesar de sus diferencias tanto en lenguas como costumbres, los pueblos indÃgenas de México comparten la historia de dos tradiciones a partir del siglo XVI cuando la expansión española hizo posible el encuentro de dos mundos y dio como resultado una gran variedad de prácticas y creencias entre los más de 60 grupos étnicos que han tenido presencia ininterrumpida en todas las regiones del paÃs, ya que tomaron concepciones provenientes de las culturas africanas, asiáticas y europeas.
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